jueves, 19 de marzo de 2015

Mentiras.

¿Qué tal se te da mentir? Es un juego entretenido como ninguno y las sorpresas son ilimitadas. ¿Las reglas? Solo hay una realmente importante y podéis imaginar cual es... Bajo ninguna circunstancia pueden trabarte. Parece sencillo, pero cuanto mayor sea la mentira peor será su reprimenda o castigo, he ahí la gracia del juego. Riesgo, diversión e incluso sustanciosas recompensas, vale la pena intentarlo ¿no?

Luego podemos catalogar diferentes estilos, ya sea por diversión, por necesidad, por aburrimiento o por piedad, las famosas mentiras piadosas. Estas últimas en teoría tienen mayor índice de "perdón" pero pueden dar mucho juego en diversas situaciones. Entre las más famosas están los Reyes Magos, Papa Noel y el Ratoncito Pérez. Con las cuales hemos tenido que liadiar la inmensa mayoria durante algunos años en la infancia. Por otro lado, esas mentiras que se sueltan por el mero hecho de aborrecer una acción: "-Cari, ahora no que me duele la cabeza..." Tan sutiles como falsas, sin duda. O todas esas veces que hemos mentido por pura necesidad. El escenario puede ser muy variopinto, pero la necesidad normalmente es la misma: Ocultar algo sin hacer o sin terminar con el fin de conseguir tiempo extra. Estas mentiras suelen ser de lo más flojas que puedes encontrar, tienden a ser la primera idea "genial" que se nos pasa por la cabeza, pero que en voz alta no deja de ser una estupidez: "-¿Fulanito y los deberes? - Es que... No sabía hacerlos..." Escusas baratas que no llegan a menudo a buen puerto. Y por último pero no menos importantes, están esas mentiras que contamos por diversión o por entretenernos. Estas son sin duda las más laboriosas y las que dan mas juego llegando a durar años si sabes como montartelo. No daré ejemplos esta vez, que cada cual piense en la suya.

Llegados a este punto me atrevería a decir que la mentira es un arte, un arte muy traicionero capaz de darte o quitártelo todo. Para optar a él se necesitan aptitudes que desde hace poco están floreciendo de una forma alarmante en la gente. Hace falta sangre fría, mucha sangre fría para poder mentir a la cara de alguien y no inmutarse. También es necesario deshacerse de los escrúpulos, una buena mentira se lleva a cabo caiga quien caiga. Pero la más importante de todas y que le falta a muchos mediocres mentirosos es, sin duda alguna, una buena memoria. Puedes mentir todo lo bien que quieras, ser el mejor inventando. Pero acuerdate de a quien engañas y con qué. Si no... Que puedo decir, no habrá servido de nada.

Y por esa razón, después de escribir todo esto pienso... ¿Vaya manera de complicarte la vida no? Con lo sencillo que es hecharle narices y decir la verdad quitándote de en medio todo ese relleno de mentiras... Con lo sencillo que es decir la verdad... ¿Cuándo aprenderemos...?

No hay comentarios:

Publicar un comentario