sábado, 7 de febrero de 2015

El comienzo.

A menudo cuesta empezar a escribir, lo sé por experiencia. A veces me planto frente una página en blanco con cientos de ideas diferentes,  tengo tantas cosas por escribir... Y al final nada, cierro la libreta sin saber si quiera como empezar.
Es frustrante tener tanto por decir y retenerlo de una forma tan estúpida. Bloquearte y seguir guardando esos pensamientos como si de trastos se tratase acumulando polvo en un rincón, acariciando el olvido.
Pero ni que decir tiene que no siempre ocurre. Por suerte existen esos momentos de grandeza, esos instantes de suma inspiración que consiguen brotar palabras de los terrenos mas áridos. Meros segundos colmados de tal determinación que nos hacen capaces de rellenar línea tras línea sin parpadear.
Y es que a menudo cuesta empezar a escibir, mas cuando empezamos tan solo somos... una palabra tras otra.

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