viernes, 30 de octubre de 2015

Tan perfecto...

Detener el tiempo. Sería tan perfecto romper el reloj que rige nuestras vidas y suspender la realidad. Estancar la fluidez de un instante prolongando el placer y la agonía. Jugar con el sonido hueco de un silencio interminable y ahogar un grito en la nada. Sofocar el frío, acallar el miedo, liberar la euforia que corrompe nuestra compostura. Se tornaría tan intenso un gemido, tan callada un queja, tan piedosas las mentiras que recalco a espesa tinta, que truncaría los planes de las diosas concebidas por el tiempo.

Rejuvenezco en los días perdidos que excluye el calendario dejando el año incompleto para aquellos que miran con los ojos. Observo con la parsimonia del aburrimiento el desfile de las horas sobre el horizonte. Y cual funanbulistas despeñándose tras la función, los minutos decaen dejando a su paso los rescoldos de lo que antaño fueron. Y serán segundos agonizando los que aclaren las ideas que rezumo,  sopesando las sospechas que padezco y aliviando el castigo que comparto.

Sería tan perfecto detener el tiempo y escribir, y escribir, y escribir hasta cansarme de mi.

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